¿Qué versos manchados de acículas y tierra sobrevivirían aquí?
Solo los que quedaron cuando
Tu perfume pasó siseando
Entre los musgosos troncos de los pinos
De aquel fugaz paraíso
Vergel perecedero
Que se marchitó tan velozmente
Y caló tan hondo
Como se ancló tu sonrisa
En mis lunas apagadas.
En un pestañeo y tan firmemente aferrada
A los ennegrecidos entresijos de mi ser
Palpitando de nuevo
Cuando agoniza cada segundo.
Solo versos manchados de blanca carcajada
Y chispas flamígeras que escapan
De soles en ebullición
Y besos que ardían y evaporaban la sangre
Con el rastro que dejaban al pasar.
Versos de deseos contenidos
De furia incontrolada e incandescente
Haciendo arder hasta las últimas acículas
Que nos hacían levitar y nos unían
Como a motas de nube en una tormenta.