7 de septiembre de 2016

Fóllame


Eso es, sin más; fóllame sin dudas, sin preguntármelo previamente, solo hazlo una jodida vez. 

No me des tregua ni cancha, solo fóllame hasta el amanecer o hasta el anochecer, o hasta que ardan mis huesos, si te place, y destrúyeme con tu cuerpo, hazme sudar, rabiar, sangrar y desear solo un polvo más, hasta que olvide qué son el hambre y la sed, hasta que el reloj estalle bajo el peso de la cama y desaparezca el tiempo. 

Ven a verme ahora mismo, que yo te esperaré escribiendo y fumando, pero corre, que ya apenas queda tinta en mis venas. Ven ahora con ese tanga negro y nada más, ese que tan loco me vuelve, ese que saca al animal que llevo dentro y al amante que murió hace tanto, pero ven ya y fóllame, que no soporto más la ausencia de tu piel sobre la mía. 

Solo quiero que me quemes otra vez, por Dios, así que ven ya o tendré que cometer crímenes terribles. Ven y lo haremos hasta reventar la cama, luego en todas las mesas, en la cocina, en la ducha y en el coche; ven y follaremos en el armario si quieres, dentro, contra él, sobre él y también debajo, ya hallaré el modo si así lo deseas, pero ven y fóllame hasta matarme.

Ven y rescátame que yo llevaré una botella de Jack Daniels y nos iremos a bebérnosla al mar mientras nadamos desnudos y follamos toda la noche, hasta que los pescadores nos denuncien cuando arraigue el alba. 

Decías que yo era un ser complicado y atormentado; quizá lo segundo sea cierto, pero lo que te pido es bien sencillo. Ven vistiendo ese body tan sexy que hace que quiera arrancártelo a bocados, para así con suerte llevarme también algo de tu piel, tu carne y tu esencia a mis entrañas. Sabes que solo te deseo a ti, desde los pies hasta el último de tus cabellos, así que llévame al cielo de una puta vez y no me hagas sufrir más, te lo ruego. Solo el perderme en tus curvas me llevará de vuelta a la cordura, así que corre y fóllame antes de que beba hasta morir.

Sabes cómo soy, así que ven ya, follemos y luego léeme tus poemas mientras te observo y juzgo sentado en la sombra, semi desnudo, con el pelo alborotado y la piel arañada, con las gafas de sol puestas para esconder mi fuego y sosteniendo un cigarrillo humeante en la comisura de los labios, levantando una ceja e intentando poner cara del malo de la película, aun cuando sabrás perfectamente que amaré tus palabras y me estaré derritiendo por dentro y solo desearé abalanzarme sobre ti y morderte en todas partes, hasta hacerte gritar, ya sea de placer o dolor, me da igual, lo que quiero es que brilles; oh sí, eso sería maravilloso, así que ven corriendo y ya nos correremos juntos después, pero ven ya a mi encuentro en esta noche desesperada.

Ven y follemos hasta olvidar lo que leímos de Miller y Bukowski y escribamos nuestras propias epopeyas sexuales sobre la piel del otro. Por Dios, que me encarcelen ya mismo si miento al decir que mataría a todos mis vecinos y sembraría el caos en las calles, derribaría el sistema establecido por echarte solo un polvo más, largo y tendido, por morder tus pechos mientras me cabalgas con furia y por hacer un sesenta y nueve hasta que nos corriéramos simultáneamente, el uno sobre el otro. 

Solo pienso en tu abdomen hinchándose con cada bocanada de aire para recuperar el aliento; todo tu cuerpo convulsionando con cada sacudida, estremeciéndose por los relámpagos que me destrozan la espina dorsal. Tu vagina ensanchándose a mi paso, mojándose cada vez más, tus piernas temblando irremediablemente al final y tu lengua deleitándome en cada principio. Joder, si todo es magia y maravilla.

Ensuciemos la habitación entera, hagamos que huela a sexo durante meses y dejemos manchas en las sábanas, las únicas cómplices de nuestras salvajadas. Siéntate en mi cara y deja que te coma, que te estruje y apriete hasta cortarte la respiración, vuélveme loco de deseo y deja que rompa todas tus prendas para que así nunca más puedas vestirte y privarme de la visión del paraíso. 

Se me va la cabeza, sucumbo a la locura, al deseo irrefrenable que me posee de pies a cabeza. Creo que si nos volvemos a ver nos mataremos follando, cometeremos algún tipo de suicidio colectivo o haremos algo estelar, alguna barbaridad irreversible, pero es la duda lo que me consume y extingue, así que ven, ya sea de noche o de día, y follemos hasta olvidar nuestros nombres, que somos seres humanos y hasta que nos creamos estrellas fugaces quemando con su paso el firmamento que recorren (cuando follamos los dos, sin preguntas, consecuencias y complicaciones, solo cuando follamos sin más, que ya es decir mucho).

Creo que he olido desde aquí la esencia salvaje que solo puede pertenecerte a ti, así que dejo esta locura y ahora voy a abrirte la puerta, para que al fin follemos como nunca debimos dejar de hacerlo. Luego, si eso, ya te leeré este disparate para seguir haciéndolo después; eso si no nos da por follar en esta misma mesa y acabamos destrozando la máquina de escribir con alguna sacudida. 

Pero ya no me importa nada, solo ven, y date prisa. 

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